domingo, 4 de octubre de 2009

Cubil

El agua caía rápidamente mientras mis manos quedaban limpias por el efecto astringente del líquido jabón. Mis hermanos esperaban por mi en el comedor, probablemente renegando de lo mucho que demoro. El pequeño cuarto parecía estar vacío, estaba por salir cuando escuché un pequeño, pequeñísimo ruido. "Debe estar teniendo problemas intestinales, pobre hombre." Pensé mientras habría la puerta para salir.

"Cállate y acaba rápido." la voz de un hombre que salia de uno de los cubiles del baño hizo que me detuviera. Había oído de cuan degenerado estaba este mundo, pero jamás pensé que me tocaría vivirlo tan de cerca. No sé si fue el trauma o la curiosidad, pero no pude separarme de la puerta. Parado ahí con la frase aquella dando miles de vueltas por mi cabeza, empecé a acercarme cada vez más al cubil de la situación indiscreta.

"Lárgate" la misma voz ahora rechazaba mi presencia de manera violenta. Di unos cuantos pasos en el sitio para que creyera que me había ido. El tiro salió por la culata cuando un niño entró y me dijo "¿Señor, esta esperando a alguien? Quiero usar ese baño." Le dije al niño con señas que se fuera rápido. Se fue el niño y yo con él. Ya un poco lejos de aquel, me quedé esperando a ver cuando salían.

Un hombre alto, de cabello lacio y terno salió al rato. Se dirigió a una mesa en la esqiuna del food court, donde le estaban esperando. Por un momento cruzamos miradas, pero no había manera que el supiese que era yo quien espiaba en el baño. Solo faltaba ver quien era...

Sonriendo y con la mano en los bolsillos...Ramiro, mi tío, salía tarareando una cumbia del baño de varones. A lo lejos me saludó. Corrí lo más rápido que pude de aquel lugar con los ojos cerrados y repitiendome a mi mismo muchas veces que todo esto era producto de mi imaginación.

Desde aquel entonces, salgo de los baños públicos como un cohete.

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