El primer paso

No todo es perfecto.
Fallamos y metemos la pata tantas veces, que llegamos a acostumbrarnos y hasta a veces nos gusta tener los pies bien hundidos. El sabor del fruto prohibido es un coctel dulce y amargo, una droga totalmente adictiva. Estupefactos y deseando más, pedimos perdón para sentirnos bien; y en su debido momento, volver a hundir los pies...
Por años, meses, semanas y días buscamos salir del fango, a menos que ya hayamos sucumbido por sobredosis de placer culposo. Por fuera fruta sana y deli deli a la vista, por dentro entrañas carcomidas, laceradas y gangrenosas. Hasta que nuestra vida se pudre por dentro y por fuera, perdemos la cabeza y empezamos a comer pasto tal cual Nabucodonosor el I. ¿Situacion Incurables? No lo creo. Llegamos ahí por nuestras propias decisiones. Porque no pudimos mas que el deseo, porque nuestro medio nos provoca a hacerlo...

Y ahora mi respuesta, mejor dicho, la respuesta. Como yo logre ser un no-adicto. Salta, solamente salta... No pienses en la consecuencias y salta a ese gran bungee jumping que es vivir con Dios. Dejate llevar a velocidades increíbles y que el viento juegue con tu cabello. Más alla de toda postura teológica, cierra los ojos y dilo en los iridescentes rincones de tu mente, "Señor, ya no aguanto." Y otra vez "Señor, ya no aguanto." Y finalmente, "Lo dejo todo en tus manos."

Y eso amigos, es el primer paso...