lunes, 9 de marzo de 2009

El autobus y el farito

Ahi estaba yo, y mis 18 años y 3 días. El bus se movia lento a traves de la autopista que me llevaria a Ilo. Sentia como los distintos organos internos de mi cuerpo luchaban por mantenerse en su lugar. Mis pies flotaban intranquilos y yo trataba de acabar de leer la triste historia del carpintero y su pituca. En silencio maldecí al bus, y a la carretara sin asfalto y a mi mismo por haber aceptado el viaje.
Cerré el libro y trate de dormir un rato. La chica de al lado habia tenido exito, y sus ojos cerrados y respirar profundo tentaban a mis sentidos. Olvidalo Alonso tu no podras dormir, no hoy, no en este bus. Has estado mas dormido que despierto los 3 ultimos dias, pero hoy no dormiras. No te queda otra que mirar como la chica duerme, deseando ser ella.

El bus paro dos veces durante el viaje. Mis riñones e higado aprovechaban el lapso para acomodarse. La primera vez, era control de frutas. El inspector subio, dio una vuelta por el pasillo y se fue. Hasta ahora no entiendo cual es su trabajo. El segundo stop fue media hora despues, unos 3 o 4 pasajeros bajaron en medio de la nada. Pescadores, que probarian suerte aquella noche y volverian a casa el dia siguiente por la mañana. Bajaron cubetas, redes y demas objetos necesarios para lo que buscaban. Unos ramilletes de ruda para la suerte y crucifijos en los cuellos de cada uno para ahuyentar a quien sabe que.

Alrededor de las 7:30 p.m llegamos a Ilo. No mucho habia cambiado en los dos años de mi ausencia. Y yo feliz por ello, no estaba de humor para el cambio. Recogi mi maletin de la bodega mientras un anciano rociaba una de las llantas con su oloroso liquido vejigal. Asqueado y entretenido decidi escribir sobre el viaje algun dia.

Ya en la casa de mi tia, acomode como pude mi ropa en el cuarto donde pasaria las siguientes dos semanas. Tome un te y me fui a ver television al cuarto de Richard, mi primo. El cuarto tampoco habia cambiado, salvando el monton de papeles que ahora residian en el escritorio. "Papeles del Tecsup"- fue la respuesta del primo cuando le pregunte que eran. Y en efecto, el primo ya habia terminado de estudiar electrotecnia. "Genial", renegue. Ahora no podria dormir en ese cuarto con tele.

"Alonso, te busca el Julio"- mi tia llamo desde la sala. Aquella frase la habia escuchado tantas veces hace 2 años. Y aqiu estaba de nuevo, sacandome de mi aburrimiento y soledad acompañada (Richard nunca habla). Mientras caminaba buscaba en mi memoria como es que Julio se veia. Listo. "Hijo" saludo el, y acto seguido me llamo afuera. Hijo era su forma de saludarme, en realidad Julio queria decir "hijo de...", pero con un mero "hijo" solo yo sabria lo que el queria decir.

"Vamos al chongo hijo."
Unas cuantas sonrisas libidinosas de Bason y Melco, dos viejos amigos y un gesto bucal del Zurdiño acompañaron la invitacion. "Vamos", respondi. Sabia que no habria nada de que preocuparse. Pedi permiso y sali de la casa. En lo que salia, Daniel se habia apuntado para el viaje. "Solo los acompaño".
Tomamos el taxi.
El Farito, como lo llaman ahi, se encontraba a unos minutos fuera de la ciudad. No era mas que un edificio de un piso con una iluminacion mala y un "anfitrion" en la puerta. Un hombre desde las sombras daba a conocer al publico los atributos y habilidades de las trabajadoras. La entrada costaba dos soles. El recolector pidio documentos. Daniel paso normal, mientras que Julio rogaba lo dejaran entrar. El "anfitrion" abogaba a nuestro favor, y finalmente nos dejaron pasar.

El lugar era oscuro, y tenia dos pasadizos con 25 puertas enumeradas. En cada una, una chica en lenceria que sutilmente ofrecia sus servicios. Una sala mas, en la que habian shows los sabados por la noche y para finalizar, dos baños. Como escolares en nuevo colegio, mis amigos se miraban impacientes e indecisos. Tras varias caminatas por el pasillo de las puertas, Melco y Julio entraron, a la habitacoin 23 y 24 respectivamente. Melco no tenia los 20 soles que costaba el servicio, asi que Bason tuvo que prestarle el dinero. Aunque Bason no lo admita nunca, aquella noche se convirtio en un proxeneta. Hasta el dia de hoy Melco le debe el dinero. Diez minutos despues, salieron. Con muchos detalles innecesarios, ambos contaron de lo pasado tras las puertas cafe. En su ausencia Daniel me pidio ayuda para resistir la tentacion de entrar en la habitacion 1. "No te quiere." "Como tu habran treinta y uno." "Es sexo sin sentido"... hasta que Daniel me dijo que con eso bastaba.
Regresamos alrededor de las 10:30. Paramos donde Berta, una de las mejroes sangucheras que Miramar pueda ofrecer y comimos. Entre hamburguesas y gaseosas, conversabamos de la aventura en el Farito. "Callense, que todos nos escuchan" grite. Sabia que tarde o temprano todos los sabrian. No habia caso. Cansado, regrese a casa y me eche a dormir. El fin le habia llegado a ese día.

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