viernes, 24 de abril de 2009

Pan con Huevo

Oloroso, frio, extrañamente delicioso si uno se atreve a comer uno, el pan con huevo fue mi mejor amigo/ peor enemigo durante mucho tiempo. Y por mucho tiempo me refiero al tiempo de colegio, en el que todo hacia y nada callaba pues el director y el auxiliar, por alguna razon, me ignoraban.

Era mi mejor amigo pues me cuidaba de pasar mucha hambre. En las epocas mas tristes de mi vida, el blancor y la amarillura del querido huevo amigo me hicieron reir un buen rato. Simple y estupido, me decia, mientras por dentro y por fuera reia. Fue el pan con huevo tambien un aliado contra mis enemigos; ante cualquier desavenencia el huevo pasaba a ser de alimento a arma letal. Listo para hacer apestar o manchar el uniforme del adversario; despues solo tenia que huir y comer el pan que vacio mi ovoide aliado dejaba. Amigo pues, fue el pan con huevo; pero tambien hubieron tiempos en los que fue gran enemigo.

Esos tiempos - frios, grises y tristes- eran aquellos en los que uno no desea mal aliento. Pero lo tiene de todos modos porque el huevo salado se parece al pescado para la mayoria de olfatos. Ni el clorets masticable, ni el boogie ice - pues en el colegio ingerir chicle estaba prohibido- me podian ayudar. Trate con sabores diferentes de halls, y el resultado fue en una palabra, fatal. Enemigo ademas, porque de tanto estar frio el sabor se echaba a perder, y no pocas veces me dio ganas de vomitar. Pero como yo niño bueno debia ser; a comer, a comer. Con el tiempo, mejor dicho hasta el dia en que descubri que habia gente que se los queria comer- el pan con huevo y yo recuperamos la amistad perdida. Grandes amigos somos pues hasta estos dias.

Y esto fue, mi historia con el pan con huevo.

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