martes, 16 de junio de 2009

The break-up

Estuvieron juntos por algo más de dos años. Fueron juntos al cine, al parque, y muchos otros lugares por ocio. Se besaron a la luz de la luna, bajo la lluvia, mientras esperaban que le abrieran la puerta en la calle. Fueron "el uno para el otro", inseparables; la gente hablaba de que como ellos no había iguales. Todo iba viento en popa, hacia adelante, hasta que un día todo cambió. Ella dejo de hablarle, él dejo de amarla. No supieron como pasó; y por más que lo intentan no encuentran la razón. Sólo saben que el otro está lejos ya. Y que está lejanía nada tiene que ver con la distancia.

Cuando ocurrió, el cambio no fue tan brusco. Lentamente dejaron de llamarse; cuando se besaban no sentían la "magia" en el aire. Lo que una vez encendió pasiones, ahora no era más que una de tantas tradiciones. Dejaron de agarrarse de las manos con la excusa de que les sudaban las manos. Empezaron a recordarse uno al otro los errores de antes, muchas veces cortando para luego reconciliarse. Así fueron preparándose para el gran corte. Así para cuando terminarán en serio no dolería tanto. Ambos querían acabar, pero esperaban que el otro diera el primer paso. Para que a los ojos de sus amigos el otro fuera el que arruinó tan bella relación. Ninguno daba el primer paso, hasta que aquel día llegó.

Armados de valor, o quizás hastiados de vivir una mentira, se citaron en uno de los parques en los que solían estar. En esos tiempos, no eran los únicos. Era una orquesta de adolescentes embobados, una sinfonía de "te quieros". Pero los otros, como ellos, vieron el fin de su amor. Ahora quedaban solo las bancas, y uno que otro ruiseñor. Se encontraron un cuarto de hora pasadas las tres, ella vestía jeans; el de tela pantalón. No se saludaron ni con la mano; ambos se sentaron en la banca número dos. "Quería decirte algo", dijeron los dos. Y ante esto cada uno dijo "Tú primero." Se miraron y supusieron que hoy era el suceso. "Cariño, no eres tú soy yo. Ya nada es lo mismo entre los dos." Todo terminó.

No se llamaron para devolverse los peluches y los aretes, ni las pulseras y las muñequeras. No lloraron al ya no verse, el otro ni una borrachera significó. Ambos siguieron su camino; contestando a la gente "Solo sucedió" al ser preguntados por lo que paso. Buscaron salir con gente diferente, pero nunca tuvieron tanto éxito. Para cuando se dieron cuenta que cometieron un error - que solo se habían encerrado en una rutina sin sabor- ya era muy tarde. Habían pasado años, y él lejos se mudo. Ahora la lejanía no era solo del corazón. Ella le escribió, pero él su correo mucho tiempo atrás cambió. Él trató de ubicarla, pero ni el cielo ni la tierra daban de ella señal. Él nunca se casó, ella muchas veces lo intentó.

No hay comentarios: