Cuestion de genes

Los ojos de mi madre, cuyo color se heredó de mi padre. Las cejas de ella, y las pestañas de él. La narizota de papá, y la estatura de mamá. Extrañamente, no sé de quien heredé mi delgadez, aunque tanto él y ella afirmen que suya es. Y conforme voy creciendo, y con ello mi cuerpo cambiando, me doy cuenta que la genética es bastante entretenida. No soy vivo reflejo de mis padres, pero algo de los dos tengo, quiéralo yo o no.

Lo curioso es que la genética no es tan determinante para otras cosas. Nunca he visto a mi mamá seducir maniquis, y creo que nunca lo hará. Mi padre ha fumado desde que puedo recordar, y no importa que argumentos use.. por ahora no parará. En mi caso, jamás he fumado, aunque curiosidad no ha faltado para intentarlo. De esta manera me atrevo a afirmar que no necesariamente seguiremos el camino de nuestros antepasados. y en mi caso, de aquellos dos que se casaron hace veintitres años.

No es que ellos dos sean ogros malvados. Son humanos, y tienen de bueno como tiene de malo. Aprendo de lo bueno, y también de lo malo. Y a veces no aprendo nada y me desvío por todos lados. Y supongo - y espero- que a ellos algo de mí les haya dejado. Claro, algo más que las cóleras cuando llego tarde a casa de jueves a sábado, los berrinches de hace años, y las fiebres y vomitaderas de fin de verano. Recuerdos extraños serían, deseados de algún modo - recordar es volver a vivir, lo que no te ha matado te enseña a seguir- y de otro modo, podrían haber momentos menos vanos y más "bonitos".

Y así es como ahora deseo dejarle a mis futuros hijos - dos hermanos y la que será gorda y engreída- algo más que lo que con la genética les puedo dejar. He de mejorar, y mutar lo que tenga que mutar, para así ser un padre ejemplar. Aprenderé a cocinar, a barrer bien y a no decirle a su futura mamá "obesa", por mas bonito que suene en mi cabeza. Dejaré los vicios, dejaré las fiestas, dejaré de obsesionarme con las monjas a diestra y siniestra. Claro, hasta que este casado, puedo festejar un rato...