Todo el mundo me ama menos tú.

Las luces de colores cegaban mis pequeños ojos. Globos, serpentinas, en el aire y por doquier; sofocándome y terminando con mis ganas de estar ahí. No tenía por qué; despues de todo, nadie se fijaría si silenciosamente me retiraba. El cumpleañeros estaba demasiado alegre, y yo demasiado por los suelos como para festejar. En casa y con una taza de café es donde yo debiera estar. Caminé hacía donde habían guardado los abrigos...

Su mano sobre mi hombro hizo que detuviera mi huida. Volteé a ver, y resulto ser él, el pata del cumpleaños. No dijo nada más que "¿A dónde piensas ir?" y yo me quede callado. No sabía que decir, en ese momento no tenía excusas a la mano. Algo en mí no me dejaba mentir, así que tuve que respirar hondo y sonreír. "A ningún lado. Solamente tenía frío." le contesté mintiendo en el primer enunciado, diciendo la verdad con las tres palabras del final. El frío, que nada tenía que ver con la temperatura corporal, me había convencido de desertar.

Esperaba a que el cumpleañero se fuera, mas no se movió ni siquiera un centimetro. sus ojos examinaban la puerta y mi cara. Se había dado cuenta de mis planes, estaba ahora yo en un callejón sin salida. Se acercó un poco y tomó mi abrigo. Sonrió y de mi cuerpo el chico se quedó prendido. "Siento mucho que no la pases bien" - y dejo de abrazarme. Se fue corriendo y se perdió entre la mucha gente dejándome a mi suerte, confundido por lo sucedido.

Cogí el saco, abrí la puerta y salí lo más rápido que pude. El aire me sofocaba tanto que tan solo respirar costaba mucho trabajo, necesitaba detenerme y no pensar. Sentía ahora frío en mis manos, el clima de la ciudad ultimamente andaba muy raro. Rajadas, metí a las dos en los bolsillos del saco. Un par de dedos hizo contacto con un papelito que no recordaba ahí haberlo dejado. "Todo el mundo me ama menos tú." la nota que me dejo él durante el incómodo abrazo. Había arruinado su cumpleaños, y era muy tarde para remediarlo. Tiré el papel y seguí caminando...