lunes, 4 de mayo de 2009

Confesiones de un padre borracho

Llega pasada la medianoche, a ratos da pasos vagos y otras veces uno pensaria que esta a punto de echar a correr. Es la misma rutina de siempre: pero el hombre hablara de mas esta vez. Come lo poco que quedo en la olla y se sienta llamando una y otra vez: "Hijo, Hijo" El muchacho, que tiempo atras se acostumbro a estos reveses, se dirige a la cocina. Coge una silla, y ve como su padre come una sopa que mas parece pure.

Las ultimas borracheras no estuvieron tan mal. Se echo a dormir despues del tercer "Hijo perdoname por estar borracho", y la cantidad de vomito expulsada no fue tanta como la de diciembre del 2003. Los lloriqueos y las encerradas en el baño han disminuido tambien, el muchacho ha ido "madurando", si es que madurar a eso se le puede decir. El padre deja el plato a un lado y empieza a hablar.

Ha hablado ya de lo dificil que es su trabajo, de las muchas cosas que a sus hijos les da, de como es que el trago lo hace alegrar. Las tipicas tres, el muchacho podria completar sus oraciones, pero no lo hara. Al menos no esta vez. Se levanta y se echa en los hombros flacos del muchacho, que en sus 18 años poco o nada a engordado. Llega al cuarto, y al padre lo acomoda bien. Despues de todo, es su padre; y las pocas o muchas cosas que haga el no justifican que el muchacho lo deje de querer.

Apga las luces del cuarto, y cierra la puerta bien. Son 12:33 y el muchacho se dice a si mismo "Bien, al menos no estoy llorando." Ciego e insensible esta, unas cuantas lagrimas caen al piso. El padre extrañamente voltea y le dice "No llores hijo, estare bien." El muchacho sigue sus pasos, y busca consuelo via internet. Llorar acompañado con alguien mas, lo ayudara, los problemas se vencen mejor de a tres.

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