domingo, 17 de mayo de 2009

Mucho que hacer acerca de cuasi-nada.

Al parecer, el mundo de hoy se ha vuelto loco. Nos frustramos, estresamos, enojamos y peleamos por cosas que en realidad no son tan importantes. En nuestras andanzas le damos mas importancia al dinero que al amor, al conocimiento que a la acción, a la religión que a la fe. Y con esto no quiero decir que todos los primeros no valgan nada, pero comparados a los otros como que nos damos cuenta cual vale más.

Alguna vez leí que nuestra generación es caracterizada por el extremo estrés que tiene. Y es verdad, nos estresamos y nos quejamos de lo difícil que se nos hace lidiar con todo lo que tenemos que hacer. Y esto sucede en parte por la extrema competitividad, en parte por el peso que le damos a las cosas que deberían estar de más. Porque, ¿Qué tan necesario es tener en tu cabeza los nombres de mil y un presidentes y pedazos de historia? ¿Qué tan importante es vestir bien cuando lo de adentro -y no me refiero a los órganos internos- vale más?

Creo que hemos olvidado que en esta vida todo acaba. Al menos, todo lo material: lo mutable, destructible y lo que al morir se queda acá. ¿Por qué no preocuparnos un poco más por lo que importa de verdad? Busquemos lo que en realidad importa; a quien - y quienes- en realided importan. Y todo, pero todito lo demás - dinero,abrigo, conocimientos,la religiosidad- vendrán como la cerecita que corona al pastel. Muy bien, todo escrito. Ahora sólo falta empezar.

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