miércoles, 13 de mayo de 2009

Rosa Pastel, Cliches y Tonterias...

Rosa pastel: el mejor postre que pudimos conseguir con menos de cinco soles y algo. Suave, un tanto empalagoso - cosa que siempre es buena cuando no se tiene dinero y el estomago no esta muy lleno- y comerlo no resulta nada, pero nada, engorroso. Nos sentamos algo incomodos; el lugar era muy transitado. La gente pasaba por un lado y otro, nadie nos miraba pero sentiamos que nos estaban mirando. Comimos lento y callados. Hasta que la chica que atendia la postreria se acerco y amablemente...nos boto. Dijo que necesitaba de las sillas, y que ya llevabamos buen rato sin tocar los platos. Amablemente nos fuimos...sin pagar.

Cliches: Salimos del lugar algo enojados. No porque nos hubieran botado, sino porque no pudimos acabar el helado. La estabamos pasando tan bien sin decir nada, nada mas que "¿Te gusta tu helado?". Para ser la primera vez, no fue tan raro como muchos dicen que es. Seguimos caminando, ella por el lado de la pista, tomando yo su brazo. La gente miraba - y esta vez no eran de esos pensamientos raros- y murmuraba a lo lejos: "Que raros". A ella no le importaba y a mi me gustaba saber que su brazo era tan suave, tan plano. En mi mente se formaban mil y una imagenes extrañas; las primeras cien siempre las mas bizarras. Nos detenemos un rato, creo que se acaba de dar cuenta que la tenia del brazo. Me mira, sonrie y dice "Esto es tan raro"...

Tonterias: Llegamos al parque, y en mi mente imaginaba risitas coquetas, abrazos y si la oportunidad se daba una segunda "salida". Nos sentamos en los columpios y por un buen rato conversamos sin emitir sonido alguno: mis movimientos y los suyos eran todo lo que necesitabamos. En un momento ella se elevaba y gritaba, y al rato estaba yo con la mirada de "Que Hermosa Mujer". Pero esa mirada nunca se tranformo en palabras, y todo murio ese dia, aquella noche. Eramos ella, yo, las estrellas y el parque hasta que llego el vigilante. No nos dejo dar razones de nuestro estar en "su" parque, y solo nos dijo que teniamos que desalojar. Molestos - y sin haber sido escuchados- ella y yo nos movimos como fantasmas a traves de los arboles y las flores. En unos cuantos minutos el rosa pastel digerido estara digerido, los cliches olvidados y la tonteria a punto de terminar. Tocamos la puerta de su casa, abrieron, me despedi, nos abrazamos. Y esa fue la ultima vez que la vi...

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