miércoles, 20 de mayo de 2009

Principio de no contradicción

En filosofía - y en la vida- hay una verdad evidente que se expresa de la siguiente manera: mada puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido. Y en ejemplos: no puedes ser alto y no serlo a la vez, odiar a Martha y no odiarla a la vez, ser hombre y ser mono, etc, etc. Esta verdad es evidente y se la conoce como el principio de no contradicción.

Pasando a otro punto, este principio es a veces olvidado por muchos de nosotros de muchas maneras y en muchas ocasiones. No podemos ser buenos y hacer cosas que están mal a la vez, no podemos decirle a la gente que la queremos y andar hiriendo a todos como cerdos en epidemia de gripe AH1N1. No podemos, pero de alguna manera creemos que sí, y hacemos lo que hacemos sin ningún remordimiento. Extrañamente, sólo cuando el daño ya está hecho es cuando nos decimos - y no pocas veces con un cierto tono de "No fui yo"- "¿Como es que pasó esto?" "Pero si no hice nada malo".

Tal vez no nos demos cuenta de lo que hacemos: por imprudencia o por poca conciencia. Pero eso no nos libera de responsabilizarnos y de hacer algo para calmar toda la angustia. Lo que si debemos saber es que no podemos ser y no ser, y no solo - como en el principio- al mismo tiempo, sino a cada momento. Si has de ser un puerco con la gente, sélo con toda la gente y no solo con tus viejos. Si has de vestirte como niño bueno, que todos te vean y no sólo tus viejos en reunión con los abuelos. Seamos fieles a nuestra manera de ser, seamos quien debamos ser...en todo momento y en todo sentido, no caigamos en el engaño de negar el principio de no-contradicción.

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