domingo, 31 de mayo de 2009

Reflejo

En dieciocho años vividos no la he pasado tan mal. Problemas he tenido, problemas tengo; pero hay cosas buenas ahí para contar. He sufrido, he sentido el dolor y tantas veces he deseado no continuar. No pocas son las veces en las que he llorado por no atreverme a hacer otras cosas. Y si pudiera juntar todas las lágrimas derramadas tendría lo suficiente como para ponerme a nadar; una pequeña piscina de amargura y saladez. Como en Ilo, como en Arequipa, como en los viejos tiempos y en los nuevos también.

En cierto modo vivir y doler no son tan distintos. Los padres se pelean, las familias se rompen, tus amigos te traicionan y tú mismo haces cosas que sabes que están mal. Eso hace que los pensamientos se me obnubilen y me enloquece el ver que tan difícil, que tan amargo, es pararse todos los días y enfrentarte a un mundo que no te tiende la mano. Y yo, como todos los días de mi vida, solo me digo a mi mismo - y a veces sin saber por qué- "sólo sigue intentando, que el dolor aun no te ha matado".

Quisiera ser de aquellos esperanzados que van por todos lados con una sonrisa y un abrazo. Quisiera que los problemas no absorbieran gran parte de mi vida. Quisiera tener los ánimos altos y no llorar tanto. Quisiera no querer tantas cosas, y tenerlas en el acto. Quisiera cambiar, y lo estoy intentando. Lo único malo es que algunos cambios están demorando. Persistiré, que al menos así estoy haciendo algo. Y no he de olvider que no todo es malo, que lo bueno ha estado y se quedará un buen rato.

Y así es como la he pasado la última década y algunos años: altos, bajos, términos medios entre tantos. No me quejo, pero tampoco estoy celebrando. No ha sido color de rosa, ni tampoco negro azabachoso. Sonrío, tengo gente a mi laod. Reniego, soy un escritor que escribe vainas frustradas. Suspiro, me doy cuenta que quizás mañana tan infatuado este que el no-tan-maravilloso fin de semana que he pasado quede atrás, claro pagando lo que se tiene que pagar.

No hay comentarios: