Escribir esto sería mucho más especial si fuera una noche fría y lluviosa, pero son fines de mayo y el sol aún esta por lo alto. No siempre todo es como uno quiere, así que cerraré los ojos e imaginaré que gotas del cielo cayendo están, que hoy es domingo y que - imaginar es divertido- tal vez a quien le escribo esto cuenta pueda darse sin que yo tenga que explicitar su identidad. Vamos a empezar...
Eráse una vez uno y otro, ambos hacían dos. Por cosas de la vida llegaron pues estos dos a conocerse. No paso mucho tiempo y dijeron quererse: había nacido una amistad. Amigos ahora ellos, con el tiempo aprendieron a confiar. Uno a veces más, a veces menos; pero siempre esperando poder ser de ayuda. El otro por razones que no se conocen hasta hoy, sólo era bueno para sus alegrías confiar.
Y así iniciaron los problemas. El no estar`en las buenas y en las malas, generó en uno de los dos una especie de desazón. Pero despues de todo, había amor; un compromiso de permanecer ahí intentandolo todo por lograr hacer de las cosas algo mejor. Y aunque a veces le parece al esperador pesado el no ver cambio, un momneto de respiros hondos, pensamientos raros, y las fuerzas él habra recuperado.
El no sabe porque, pero estará ahí. En las tardes soleadas, las noches oscuras, los días lluviosos y hasta los feriados. Aún cuando no quieran darle la mano o abrazarlo, aun cuando no quieran decirle las cosas por ser estas de "temas raros". Aún cuando parezca que nada ha mejorado, aun, aun y aun...en las buenas y en las malas, como los casados. Exceptuando el sexo y los hijos, claro; y también las peleas por el jabón y usar el baño.
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