sábado, 23 de mayo de 2009

Saul

Es una chica y en la mañana se lava el cabello: esencias naturales y cinco y algo minutos para desenredar las marañas que en ocho horas de sueño se formaron. Pinta sus uñas y se pone vestido bien verde. La ropa le combina, tacos de plásticos que alta la dejan - y esto que alta es sin ellos- como para que todas las miradas en ella al salir están. Lo malo es que se llama Saul.

Sale temprano y busca trabajo. La gente no quiere y al parecer no puede darle el anhelado horario y sueldo diario. Cansada regresa y siente dolor de cabeza, en pocos días será su cumpleaños. Amigos del cole y gente del barrio, todos han sido invitados. Pero ella bien sabe - y lo supo desde que escribió los nombres en papel- que nadie vendrá, que nadie estará a su lado. Lo malo es que se llama Saul.

Cuando entrá a la tienda, siempre busca un nuevo labial. La gente la mira insistente, a veces con odio, otras con una mezcla de asco y compasión. A ella ya no le importa, después del año y medio aceptó la no-aceptación. "Somos mundos distintos" fue a la conclusión a la que ella llegó llorando en su interior. Lo malo es que se llama Saul...

Y el mundo no lo puede entender. El mundo ella lo vive al reves. Lo malo es que llama Saul, Saul, Saul; y sus padres no lo quieren a él. Ella refuta - mejor dicho él- mientras que todos le dicen que lo suyo no puede ser. Esperanzado vive soñando que algún día el mundo cambie de parecer; y parece que el mundo lo está cambiando. Tal vez - y un tal vez muy probable- algún dia no será malo que se llame Saul.

Cosa que no debe ser...

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